¡Hola fareros! Me asomo un poquito por la ventana de mi faro ahora en agosto. Hace demasiados días que ando un poco perdida… Perdida a propósito, de acá para allá. Buscando faros nuevos para mi colección.

Pero me apetecía navegar un poco por aquí y volver al mío. A mi Faro de Caramelo y encontrarme con vosotros un ratín…

Y es que os contaré que una de las últimas tardes de julio, en plena playa de El Palmar, el paraíso,  como ya algunos sabéis, me dio por decorar unos pantalones. Sí, sí, como lo oís… Allí estaba yo con los pareos, las cremas, la sombrilla, mi magnífica compañía y un kit de costura portátil que metí en mi maleta, sin saber muy bien en qué momento de mis vacaciones sacaría mis pocos dotes de costurera.

Hace tiempo os conté que soy bastante aficionada a comprar cintas, parches, decoraciones para luego «customizar» ropa, bolsos y demás cosillas de mis hijas o mío… Todo esto lo compré en un chino. Así que además fue baratito. 🙂

 

En El Palmar, coser y cantar...

 

En El Palmar, coser y cantar...

 

Así que entre ola y ola, a la brisa del poniente y apoyada en una barca hinchable me puse a decorar unos vaqueros.

 

 

En El Palmar, coser y cantar...

 

 

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Hace tiempo que ésta idea rondaba mi cabeza y no encontraba el momento. Así que ¿por qué no la playa?. Y así fue. No os digo que os pongáis a subir el bajo de unos pantalones, ni a arreglar los uniformes para el año que viene… Pero si tienes la suerte de estar varios días en una playa, en el campo o a la sombra de una higuera; revisa tu ropa o la de tus peques, imagina, dale rienda a tu imaginación y ¡crea!

 

Mis pantalones con sabor a mar...

 

Mis pantalones con sabor a mar...

 

Cualquiera puede hacer algo así. Yo no tengo demasiada maña con la agujas que digamos y eso que crecí muy, muy cerquita de mi gran abuela Emilia. Una de las heroínas de mi vida. Ella era una modista como la copa de un pino. Y mi hermana y yo aprendimos a sus «órdenes» en la castiza calle de Los Tres Peces, en el número 21. Aprendimos a sacar patrones, pasar hilos, cortar y coser un poquito a máquina… El resto, el arte de cada prenda lo ponía ella. Ella y mi madre, que desde muy pequeña aprendió el oficio de su progenitora y es también una artista más grande que éste playón!

Cosas del destino, ahora ese edificio alberga el restaurante gaditano llamado «La Caleta». Si no tienes la suerte de «bajar» por Cádiz y te gusta el sur, puedes ir allí, pisar arena de playa, comer en cucuruchos y escuchar música de El Barrio. En serio, mirar qué sabor a Cádiz en el rincón más castizo de Madrid, La Caleta

 

Calle de Los Tres Peces

 

En fin, dejando la nostalgia atrás. Lo dicho. Disfrutar del verano. Inventaros historias y decorar vuestros días, será coser y cantar.

 

El Palmar, Conil de la Frontera

 

Cometas en el cielo

Foto: Claudia

 

Atardeceres gaditanos

 

 

Y si el entorno es parecido a éste que veis, ¡lo bordáis seguro!

 

Mis pantalones con sabor a mar...

Mis pantalones con sabor a mar…

 

Disfrutar todo lo que podáis de éste mes de agosto, de su luz, del calorcito, del chiringuito y de las noches de Perseidas. Mis favoritas.

¡Mmmmmmmm….!