Vuelvo para quedarme… Al menos eso espero. He estado un poco alejada y desconectada de todos vosotr@s más tiempo del que me hubiese gustado. A veces es mejor echar de menos que de más, está claro, pero yo llevo más tiempo del deseado sin pasar por el Faro. Mi Faro… Trabajos, líos, reformas y compromisos que han hecho que mis citas con vosotros se alejaran cada vez más y aunque sigo con muchos frentes abiertos espero seguir aquí, al pie del cañón y faltar lo menos posible. Sorry!

Se acaba el mes de enero y esta semana no quiero endulzaros la vida con una receta rica como casi siempre. Quiero daros una receta deliciosa para la vida, para vuestro tiempo libre, para que aprovechéis y si podéis os escapéis a Lisboa como he hecho yo con mis niñas hace unas semanas…

 

Lisboa, bella

 

 

Lisboa colorida

Yo hacía muchos años que no volvía a la capital portuguesa y como esperaba me ha fascinado. Me ha encantado su gente, hospitalaria a más no poder. Me ha encantado la luz que irradia por todos los rincones. Me han enamorado sus casas, sus fachadas, sus ropas tendidas la sol. Me ha flipado el suelo, sí, sí, como lo oís… Hasta las aceras adoquinadas por donde pisas son alucinantes…

Cada rincón lisboeta es un regalo para los ojos. Los lisboetas lo saben y puedes disfrutar de las terrazas y miradores que hay por toda la ciudad,  desde donde puedes contemplar los tejados de la ciudad lusa, los reflejos del sol o el atardecer rojizo sobre el inmenso río Tajo que la recorre.

 

Lisboa desde el Elevador de Santa Justa

Lisboa desde el Elevador de Santa Justa

 

Nosotras estuvimos cinco días del  mes de diciembre y nos hizo un tiempo de locos. Según nos dijeron allí era lo normal. Un clima muy suave y la mayoría de los días soleados. Hay momentos en los que la ciudad se sumerge en una densa niebla y parece que va a cambiar el tiempo, así de repente. Pero no, son los castañeros que se hacen dueños de cada esquina y esas castañas son realmente deliciosas… Así que un motivo más para ir en invierno… Las castañas!

 

Castañeras en cada esquina

 

Nos alojamos en un apartahotel que encontré en Booking.com situado en el Bairro AltoMy Suite Lisbon. Os lo recomiendo cien por cien… Es un antiguo edificio lisboeta reformado en pleno barrio Alto pero alejado totalmente del bullicio. Nos dieron un apartamento con cocina perfectamente equipada y con sofá cama en el salón, habitación de matrimonio…Nosotras contratamos también el desayuno…

 

Desayuno en Lisboa

Desayuno en Lisboa

 

Una habitación con vistas

 

Una habitación con vistas

Una habitación con vistas

 

Desde el Bairro Alto estás a un paso del «Miradouro de Sao Pedro de Alcántara», precioso desde donde se contempla la parte baja de la ciudad con el «Castelo de Sao Jorge» en el horizonte.

Desde el mirador nosotras cogimos el mítico Tranvía (o elevador) «Da Gloria» para bajar hacia la Avenida Da Liberdade y la Parça dos Restauradores

 

Tranvía Da Gloria

Tranvía Da Gloria

 

Tranvía Da Gloria

 

Era medio día cuando llegábamos a la Praça Dom Pedro IV (Praça Do Rossio), estábamos muertas de hambre, así que hicimos nuestra primera parada en la «Pastelaria Suíça», tomamos un piscolabis, para mi gusto demasiado «turístico», pero desde una mesa en su terraza nos empapamos en un ratín del bullicio lisboeta…

Desde allí nos dimos un gran paseo por la zona Baixa, por el Chiado… Subimos al Elevador de Santa Justa (Rua de Sta. Justa) desde donde las vistas de Lisboa son una pasada… Llegamos paseando a la inmensa y majestuosa Praça Do Comercio a orillas del río Tajo y tuvimos la suerte de llegar al atardecer y la luz, ¡madre mía, qué luz…! Aquel  ocaso amenizado con músicos, escultores y artistas callejeros fue un regalo, la verdad.

 

 

Zona Baixa

 

 

Praça do Comercio

 

 

Praça do Comercio

Praça do Comercio

 

Atardecer en El Tajo

Atardecer en El Tajo

 

Atardecer en El Tajo

 

 

Después paramos a tomar un chocolate calentito en una de las muchas terrazas que hay en la plaza. Ya hacía un poco de frío pero con las estufas y las mantas que te encuentras en cada respaldo, estuvimos en la gloria…

Al día siguiente pasearíamos de nuevo y con más calma por el Chiado, por la bella Praça de Camoés, sin duda una de mis favoritas.

Comimos en la cervecería más antigua de Portugal, Trindade de comida típica portuguesa y famosa por sus murales de mosaico (Rua Nova da Trindade, 20).

El café y el postre lo dejamos para visitar el mítico café A Brasileira (Rua Garret, 120-122). En una mesa de su terraza, un Fernando Pessoa de bronce, contempla a los viandantes. Valeria quiso disfrutar de la «compañía» del célebre escritor.

 

Pessoa en Café A Brasileira

Pessoa en Café A Brasileira

 

Tranvía 28

Tranvía 28

 

Tranvía 28

 

Si pasas por ahí, te recomiendo también una vueltecita en el histórico Tranvía 28 que recorre las zonas más bonitas y pintorescas de la ciudad. Tiene fama de tener ciertos problemas con los carteristas pero nosotras no tuvimos ningún problema y el viajecito fue chulo. Merece la pena aunque barato no es… En Lisboa si sois más de dos,  ya compensa coger un taxi en algunos momentos, aunque parezca extraño son súper baratos, pero tienes que tener en cuenta, que al menos ahora hay bastantes obras en la ciudad y el tráfico es bastante caótico.

 

En el 28...

En el 28…

 

Otra zona preciosa que no puedes dejar de visitar es el Barrio de Alfama y la zona do Castelo de Sáo Jorge. Nos gustó tanto que fuímos dos tardes. La primera llegamos a última hora; en invierno el castillo lo cierran a las seis de la tarde y nosotras llegábamos pasadas las cinco, por lo que nos quedábamos sin luz para verlo bien. Así que repetimos una tarde más, más prontito. Recorrimos la subida al castillo por diferentes lados y todo lo que vimos nos pareció precioso.

La primera subida por el Barrio de Alfama nos encantó. Uno de los barrios más tradicionales de la ciudad, repleto de calles estrechas y escalinatas empinadas. Fue zona de residencia de pescadores durante muchos años. Cuna del Fado: expresión de la melancolía del pueblo portugués.

 

 

 

 

 

 

 

 

Selfie desde Sta. Luzía

«Selfie» desde Sta. Luzía

 

La tarde que repetimos castillo, como os dije subimos por otras callejuelas igual de chulas:

 

Ladera del Castillo

 

Ladera del Castillo

 

Ladera del Castillo

 

Ladera del Castillo

De Lisboa me gusta hasta la ropa tendida…

 

Ladera del Castillo

 

El Castelo de S. Jorge está abierto en invierno desde las 9 de la mañana hasta las 18 horas. Venden entradas individuales o familiares como la nuestra con la que pueden entrar cuatro personas y nos costó 20 euros. Las vistas tanto de día como de noche son espectaculares.

 

Lisboa desde el castillo

 

 

Lisboa desde el castillo

 

 

Lisboa desde el castillo

 

 

Castillo de S. Jorge

 

Lisboa desde el castillo

 

 

Lisboa desde el castillo

 

Lisboa desde el castillo

Lisboa desde el castillo

 

A la salida del castillo, puedes reponer fuerzas y entrar en calor con otra de las deliciosas tartas portuguesas, chocolate y café… Muy cerca de la puerta principal, fuera de las murallas te encontrarás con una puerta roja, grande, majestuosa… La atraviesas y entrarás en un patio como de cuento y allí un pequeño café te invita a pasar y hacer una paradita antes de seguir pateando hacia la zona baja de la urbe.

 

Café

 

De bajada podrás toparte de bruces con la Catedral Santa María Maior, conocida con el nombre de . Data del siglo XII y predomina el estilo románico aunque en el interior del claustro cohabitan restos romanos, árabes y medievales.

Amanece otro día precioso lisboeta y queremos aprovecharlo al máximo… Ésta vez nos dirigimos hacia el «Miradouro de Santa Catarina» y el tranvía del mismo nombre, que como el de Gloria, funciona como un ascensor uniendo las distintas partes de la ciudad. Nosotros lo vimos pero bajamos andandito todo el rato.

 

Tranvía de Sta. Catarina

Tranvía de Sta. Catarina

 

Mirador de Sta. Catarina

Mirador de Sta. Catarina

 

Desde el mirador contemplarás una vista impresionante de la Baixa, el Tajo, el Puente del 25 de Abril y el Cristo Rei.

Con el plano en la mano seguimos descendiendo, queríamos llegar a la estación de trenes para coger un cercanías con destino Estoril y Cascais.

En frente de la estación nos encontramos con el Mercado de Ribeira (Avda. 24 de Julho, 50) el ala derecha funciona como un mercado de abastos tradicional y su ala izquierda alberga un montón de puestos de comida. Desde los que ofrecen comida típica portuguesa, chefs de renombre, pastelerías, heladerías, sushi, etc. Es un sitio ideal para picar algo.

 

Mercado Da Ribeira

Mercado Da Ribeira

 

Es hora ya de emprender viajecito hacia Cascais, así que cogemos el tren y en apenas 30 minutos recorriendo el paisaje portugués, el Tajo y su desembocadura en el inmenso Atlántico dejamos Estoril a mano derecha y vemos su cinematográfico y famoso Casino. Podemos ver algunas de sus fabulosas villas y su playa desde las ventanillas del tren. Podéis bajaros y patearlo, pero nosotras no lo hicimos. Llegamos directas a Cascais y pensábamos parar a la vuelta, pero  nos gustó tanto Cascais que se nos hizo de noche… Así que, conocer Estoril a fondo será la próxima vez…

 

Selfie en Cascais

Selfie en Cascais

 

 

 

Faro de Sta. Marta. Cascais

Faro de Sta. Marta en Cascais. Precioso!

 

Faro de Sta. Marta. Cascais

 

Faro de Sta. Marta. Cascais

 

Puerto de Cascais

Puerto de Cascais

 

Playa de Cascais

Playa de Cascais

 

Como veis estuvimos todo el día… Nos recorrimos gran parte de la ciudad andando… Comimos genial en una de las terrazas de la Praça Luis de Camóes y después nos tomamos un helado en la fantástica Heladería Santini (Av. Valbom, 28F. Cascais). Puedes encontrarla también en Lisboa, pero tomárnoslo en la de Cascais tuvo su puntito… Los helados artesanos están de chuparse los dedos.

 

Helado de Santini en Cascais

Helado de Santini en Cascais

 

En Lisboa renuevo, no os perdáis tampoco la Praça do Principe Real donde habita un cedro centenario espectacular. Y un paseo por la Rua. Pedro V donde os cruzaréis con tiendas de diseño súperchulas, floristerías, cafés y un centro comercial que merece la pena visitar Embaixada, ubicado en un edificio señorial en el que encontraréis tiendas y restaurantes, muy «cool».

 

Pza. do Príncipe Real

Pza. do Príncipe Real

 

Desde allí nosotras nos hicimos otra «pateadita»… Claudia, Carlota y Valeria estaban un pelín hartas de tanto andar pero yo quería llevarlas a comer a otro mercado lisboeta y de paso conocer el Jardín da Estrela. La Basílica del mismo nombre ya la habíamos visto pero no el parque y un taxista nos dijo que era muy bonito. Así que ya que nos quedaba de paso fuimos y sí, es realmente bonito,  con cafés y mercadillos al aire libre mereció la pena de nuevo.

Con algún refunfuño más y después de andar otro rato importante llegábamos al Mercado Campo de Ourique (Rua Coelho Rocha), súper chulo y lleno de puestos para comer. Estaba hasta arriba de lisboetas comiendo pero conseguimos un sitio y comimos unas hamburguesas «de autor» deliciosas y unas tartas caseras de llorar de emoción… La repostería portuguesa es la caña!

 

Mercado Campo de Ourique

Mercado Campo de Ourique

 

Y ya, para terminar os diré que tenéis que ir sí o sí a LX Factory (Rodrigues de Faria, 103), se trata de un sitio alucinante. A mí me recuerda al Matadero de Madrid… se trata de una antigua fábrica abandonada, inmensa llena de tiendas, cafeterías, restaurantes, espacios gourmets, papelerías y  una de las librerías más chulas de toda Europa: Ler Devagar, un espacio alucinante repleto de libros donde casi todo es posible… leer, escuchar música, merendar en la cafetería a los pies de la antigua imprenta… Las tartas como siempre deliciosas. La mayoría de ese merengue seco delicioso que se derrite en la boca, y que como algunos sabéis yo lo bordo… pero ellos también.

 

Tartas en Ler Devagar

Tartas en Ler Devagar

 

Librería Ler Devagar. Lisboa

Librería Ler Devagar. Lisboa

 

Para llegar a LX Factory esta vez,  fuimos en TucTuc, un transporte muy en boga en la ciudad. Allí comimos en Cantinacomida casera y súper sana y el postre es otro cantar… ¡ay el postre! ¡la bomba!. Lo de la Chocolatería Landeau no sé explicarlo con palabras… La tarta de chocolate era una delicia absoluta y los chocolates calientes increíbles. De verdad:

 

Tuc tuc lisboeta

Tuc tuc lisboeta

 

Cantina en Lx Factory

Cantina en Lx Factory

 

Chocolatería en Lx Factory

Chocolatería en Lx Factory

 

Y como imaginaréis no nos podíamos ir de Lisboa sin visitar Belém y sus archiconocidos pastelitos de nata. Así que de despedida de esta ciudad que me ha enamorado, allí fuimos,  ya de noche por lo que de la zona no puedo contar mucho que no sepáis ya… que el Monasterio de los Jerónimos es alucinante,  o de la Torre de Belém a orillas del río. Nosotras de día, la vimos desde el tren… Pero no os miento, nuestro cometido era la pastelería, al lado del Monasterio, Antiga Confeitaria de Belém. Cuando llegamos había bastante cola, pero nada que no pudiéramos soportar :-), así que al ratito ya teníamos nuestro pasteles en la mano. Nos recorrimos la pastelería, llena de gente y vimos el obrador. A la salida nos zampamos ya el primero de ellos. DELICIOSO.

 

Pastelería de Belém

Pastelería de Belém

 

Pasteles de Belém

 

Os he contado casi todo lo que nos encantó de Lisboa. Espero haberte contagiado y que te escapes en cuanto puedas y te sirvan mis «imperdibles».

 

Mis compras lisboetas. Mmmm...

Mis compras lisboetas. Mmmm…

 

No soy una guía de viaje, ni mucho menos, no tengo ni idea… ni ahora viajo todo lo que me gustaría 🙁

Solo quiero enseñarte y compartir con vosotr@s mis favoritos. Sé que me queda muchísimo por conocer de Lisboa pero por el momento esto es lo que hay…

Ojalá te guste, y si no puedes hacer tu maleta e ir en persona,  espero que al menos lo hagas de mi mano desde tu sillón favorito.

Mil gracias por seguir la luz de mi Faro de Caramelo!

Mmmm…!